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Diversificación de fuentes de financiación como respuesta al empeoramiento de la calidad crediticia

La calidad crediticia de las empresas está cayendo, y al incrementarse a percepción del riesgo, se genera un círculo nada virtuoso, como ocurre muchas veces en los escenarios económicos, que impedirá a las empresas conseguir suficiente financiación para continuar con sus planes de negocio.

Hay un consenso generalizado en los mercados financieros respecto a que la calidad crediticia las empresas españolas está deteriorándose rápidamente a pesar de que el rating soberano de España de momento se mantiene en entornos de A (Baa1 Moody’s).

Y es que en todas las empresas, con pocas excepciones, el riesgo de crédito o lo que es lo mismo, la capacidad para pagar su deuda financiera en el medio plazo ha disminuido.

La semana pasada veíamos que Crédito y Caución, en su evaluación de los sectores de actividad a junio, tenía calificados casi todos como de riesgo alto y muy alto, salvo agricultura y alimentación, calificadas de riesgo medio, pero ningún sector en junio era calificado de riesgo bajo o muy bajo.

Esta semana la agencia de calificación crediticia Moody’s alerta de que en 18 meses, seguramente más de la mitad de las compañías españolas no financieras calificadas por ellos verán rebajada su calificación crediticia.

La principal razón que lleva al deterioro de la calidad crediticia de las empresas es la bajada o la probabilidad de bajada de la caja operativa que se genera. Y es que en el actual entorno económico, resultado de Covid-19, las empresas ven caer sus ingresos al caer las ventas: hay menor demanda y/o se ven obligadas a dejar de vender a determinados clientes por riesgo de impago, los costes son en una parte fijos y solo se pueden reducir en un cierto porcentaje, hay impagos de clientes, … y por tanto se produce un deterioro en la caja generada para poder hacer frente al pago de principal e intereses de la deuda financiera.

Esta percepción de riesgo futuro hace que se reduzcan los rating públicos y los privados -todos los agentes financieros que otorgamos financiación calificamos crediticiamente a las compañías- y llevan a bajar el importe de riesgo concedido a las mismas y a incrementar el coste financiación, justo cuando más lo necesitan. De aquí nuestro comentario sobre un círculo no virtuoso.

La diversificación de fuentes de financiación es una buena estrategia siempre, pero más en tiempos de incertidumbre.

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